12 Ago REFLEXIÓN SOBRE LA EXPOSICIÓN
Exponer siempre es un momento especial en el quehacer de un pintor. Este, por lo general, trabaja en solitario, rumiando qué decir y elaborando el lenguaje y la técnica apropiada para ello.
En el receptor de la obra se piensa como un ente abstracto, a menudo aún por nacer, y se le rodea de todas las virtudes ideales: que sea sensible, receptivo, capaz de dedicar a la contemplación de una obra al menos una millonésima de la atención y el tiempo que el autor invirtió en realizarla. Del público se espera algo que va desde el deseo algo bastardo de que alguien adquiera alguno de los cuadros expuestos –un cuadro después de todo es un objeto fabricado sometido a los caprichos del mercado- hasta la pretensión sublime de que la obra se comparta con la intensidad descabellada que solo parece alcanzable en la experiencia mística o en los momentos más gloriosos del amor. Pedir tanto de la buena gente que visita la galería de arte es demasiado, ya lo sé, pero el artista también exige de sí mismo lo imposible.
Concentrar tantas expectativas en el poco espacio de una exposición colectiva, donde hay que compartir metros de pared y atención del público, es parecido a mantener un diálogo a muchas bandas, con interrupciones, superposición de voces y cacofonías, todos pugnando a la vez por dejarse oír.
No es de extrañar que alguno de los artistas invitados se haya descolgado del proyecto, pero de la profusión y el caos también surge a veces la armonía del contracanto y al menos los que participamos aprenderemos algo los unos de los otros y el público tal vez pueda comprobar una vez más que el arte, en este caso representado por la pintura, el dibujo, el grabado, la cerámica y la poesía, aún tienen algo que ofrecer, y del hecho de hacerlo de forma conjunta se saque además la estimulante conclusión de que lo colectivo, lo diferente y lo, a veces, aparentemente conflictivo, nos engrandece como seres humanos.
Para insistir precisamente en la idea de la diversidad he elegido exponer ocho obras de técnicas, fechas e intencionalidad muy distintas.
–Libros: una abstracción pintada en técnica mixta, acompañada de un grabado al aguafuerte.
–Imagen y Ofelia: dos dibujos a lápiz grafito hiperrealistas
–Catedral de Valencia: cera expresionista
–Desnudos y Cristos: pintura realista de gran formato y técnica clásica de óleo, empastes, veladuras
-Cepos: óleo
–Sinfonía de alambradas: tríptico al óleo en el que trabajo actualmente. Pintura realista pero sin llegar al microscopio y a los efectismos actualmente tan en boga.
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